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Anonim

A veces, un gobierno u otra entidad grande intentará proporcionar incentivos para ciertos comportamientos de jugadores dentro de un mercado en particular. Por ejemplo, un gobierno puede optar por otorgar un crédito fiscal u otro pago a una empresa que produce energía alternativa. Los incentivos financieros proporcionados por un gobierno que fomentan ciertos comportamientos, en particular la producción de bienes, se conocen como subsidios. Los subsidios pueden cumplir un papel importante, pero también tienen varios problemas.

Subsidios

La definición de un subsidio es relativamente amplia, ya que puede abarcar en cualquier momento en que el gobierno le paga dinero a una persona u organización porque ha realizado una acción en particular. Sin embargo, el término se usa con mayor frecuencia para referirse a pagos realizados a compañías que cultivan o extraen ciertos productos o a partes que buscan comprar un producto en particular.

Función

Cuando las partes que producen o compran un producto reciben subsidios, esto proporciona un incentivo para que las partes continúen produciendo este producto o lo compren. Esto fomenta la producción y el consumo del producto. Esto puede fomentar comportamientos con efectos secundarios positivos. Por ejemplo, si el gobierno subsidia la producción de energía verde, esto puede llevar a una disminución de la contaminación.

Ventajas

Los subsidios gubernamentales son una excelente manera de apoyar la producción de bienes y servicios que el mercado libre no tiene la motivación suficiente para producir, pero que satisface una necesidad vital. Por ejemplo, un gobierno que se preocupa de que la energía sea demasiado costosa puede desear ayudar a subsidiar su producción o compra, lo que conlleva un precio más barato para los consumidores y permite que más personas calienten y enciendan sus hogares.

Desventajas

Los críticos se quejan de que los subsidios distorsionan el funcionamiento del mercado libre y generan gastos innecesarios. Por ejemplo, como el momento de publicación, el gobierno de los Estados Unidos gasta millones de dólares cada año para pagar a los agricultores que no usan la tierra para cultivar maíz y otros cultivos, como un medio para mantener el precio a un nivel que permita a otros agricultores sobrevivir. Algunos dicen que permitir que el mercado libre dicte el precio del maíz ahorraría dinero al gobierno y a los consumidores.

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