Islandia anunció que será el primer país en exigir pruebas de igualdad de remuneración sin importar el género, la sexualidad o la nacionalidad el miércoles 8 de marzo, lo que es lo suficientemente apropiado para el Día Internacional de la Mujer. Hay otros países con políticas o leyes de igualdad salarial, incluso Minnesota, pero la legislación que Islandia está presentando a su parlamento este mes es la primera de su tipo, ya que obligará a las empresas con más de 25 empleados a El pago de prueba se otorga en función del mérito y el valor del trabajo en sí.
El objetivo de Islandia es erradicar por completo la brecha salarial para el año 2022. Pero no debería sorprendernos que este país nórdico priorice el trabajo de las mujeres y rompa el techo de cristal. El miércoles también se marcó "Un día sin mujer", donde se alentó a las mujeres a hacer huelgas de cualquier manera que pudieran para concienciar sobre una variedad de temas, incluida la brecha salarial de género. En octubre de 1975, el 90% de las mujeres de Islandia se declararon en huelga y 25.000 mujeres salieron a las calles para protestar por la falta de derechos de las mujeres.
Las escuelas estaban cerradas. Las empresas cierran. Los padres cuidaban el cuidado de los niños y cocinaban. Ese día marcó lo que muchos consideran un gran cambio en la política islandesa, comenzando el viaje para convertirse en "el país más feminista del mundo". En la actualidad, las mujeres ocupan el 41% de los escaños en el parlamento de Islandia y el Foro Económico Mundial ha clasificado a Islandia como la número uno en el mundo por la igualdad de género durante siete años consecutivos.
Así que no es sorprendente que Islandia sea el primer país en introducir una legislación tan importante y necesaria. Ha sido un líder en los derechos de las mujeres. Con esperanza y trabajo duro, otros países seguirán el liderazgo de Islandia. También es una prueba de que las protestas pueden afectar el punto de vista de todo un país, creando no solo ondas sino también la intención de las mareas de romper el techo de cristal en los próximos cinco años.