Anonim

crédito: @ FreedomTumZ / Twenty20

Lea suficientes novelas de fantasía e inevitablemente encontrará puntos de trama sobre el poder de los nombres.Perder tu nombre verdadero, por ejemplo, a menudo tiene consecuencias terribles, como reclamarlo puede convertirte en un héroe. Disfrutamos estas historias porque reconocemos, en algún nivel, que son relevantes en la vida real. Una nueva investigación señala qué tan seriamente debemos tomar lo que otros nos llaman.

Los psicólogos de la Universidad de Cornell acaban de compartir un estudio que examina las diferencias en la forma en que los colegas se refieren a hombres y mujeres, y si esto afecta sus posibilidades de éxito y avance en sus carreras. Los hombres, señalan los investigadores, a menudo son discutidos por el apellido: piense en Darwin, Beethoven o Churchill. Sin embargo, las mujeres a menudo están calificadas con un nombre dado: la mayoría de las personas no lideran con "Austen". Ellos dirán "Jane Austen"; Lo mismo con, digamos, Marie Curie o Audrey Hepburn.

El equipo de Cornell descubrió que usar un apellido solo hacía que otras personas consideraran a esa persona como más poderosa, famosa o importante. Según los autores del estudio: "Este tipo de juicio podría resultar en más reconocimiento, premios, financiamiento y otros beneficios de carrera, y sugiere que una diferencia sutil en la forma en que hablamos sobre mujeres y hombres podría llevar a sesgos".

Vale la pena observar cómo habla sobre las personas con las que se relaciona, no solo en su vida personal sino también en la oficina. Si su empresa tiene una cultura en torno a cómo se refiere a los compañeros de trabajo, vea si hay una oportunidad para nivelar el campo de juego, incluso en las formas más pequeñas e inconscientes.

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